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Así son los 234.000 km2 del Amazonas peruano cuya ayuda misionera asume ahora Valencia

29 nov 17. Copiamos el artículo del periódico de la Diócesis de Valencia PARAULA [nº 1445 de 29 de oct 17] tras el anuncio en el DOMUND por el cardenal Cañizares de que la diócesis de Valencia asume la ayuda a los vicariatos de Requena y San José del Amazonas de Perú

A partir de ahora, y tal como ha anunciado el cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, la diócesis de Valencia asumirá “como si se tratara de ella misma” los dos vicariatos más pobres del Perú, Requena y San José del Amazonas. Con una superficie total de 235.000 km2,18 veces mayor que la de la diócesis de Valencia, sólo tiene 300.000 habitantes.

En palabras del propio Arzobispo, Valencia se compromete a colaborar muy especialmente con estos dos vicariatos de la selva amazónica peruana especialmente particulares por ser los “más pobres cultural, económica y socialmente de aquella Nación hermana”.

De esta manera, y con la adquisición de este compromiso se quiere conseguir que “ambos vicariatos puedan contar con el número suficiente de sacerdotes de Valencia para atender los diferentes puestos de misión, como también de religiosos o religiosas, o seglares valencianos”. Todo ello para poder llevar a cabo la misión, “asumir la ayuda que necesiten en el campo de la educación, de la sanidad, e incluso asumir por parte de esta diócesis de Valencia el presupuesto económico de ambos vicariatos que por sí mismos ellos no pueden asumir”, explica el Cardenal. Además, señala que esta decisión está tomada “con la anuencia, aprobación y beneplácito del Papa Francisco”.

El Arzobispo llama, además, a toda la diócesis de Valencia por estos Vicariatos peruanos, para que “seamos capaz de responder con generosidad y con creces a lo que Dios nos encomienda. El asumir este compromiso misionero no disminuirá de ayuda a otros lugares en los que tenemos a misioneros y misioneras valencianos: al contrario, debe ser un estímulo para fortalecer más y más el compromiso y la cooperación misionera de Valencia, que tan arraigada se encuentra en nuestra Diócesis”.

Niños del CEBE de Requena "Manos Unidas"

Niños del CEBE (Centro de educación especial) "Manos Unidas de Requena con sus cuidadores

Además, “es responsabilidad de todos hacer ver la inmensa tragedia” del hambre y la pobreza en el mundo: las cifras son escalofriantes. Hemos de llamar a la responsabilidad de los hombres una y otra vez. Recordar que todos somos hermanos, que somos custodios unos de otros, que no podemos cerrar nuestras entrañas al resto de seres humanos, especialmente los más pobres”.

En la diócesis de Valencia no existen precedentes, pero bien es cierto que en el año 1958, el sacerdote valenciano José Cánovas Pallarés, viajó hasta Copiapó (Chile) creando un vínculo de colaboración entre ambas diócesis. “Cánovas Pallarés fue sacerdote de mucho prestigio que consiguió animar a otros muchos durante varios años”, afirma Vicente Cárcel, historiador y vicario episcopal para los sacerdotes valencianos residentes en Roma.

“La diferencia entre Copiapó y los vicariatos apostólicos -puntualiza- es que aquella era y es una diócesis normal con un obispo propio, mientras que los vicariatos apostólicos están generalmente en territorios de misión, encomendados a religiosos a los que se les da un título episcopal, pero no se les puede llamar obispos del vicariato”.

B.N. pág 6.

Hnos José Luis Coll y Antonio Zambrano

Los Hnos. José Luis Coll y Antonio Zambrano en una celebración del "Tránsito" de san Francisco el día 3 de octubre de 2017

¿Qué es un vicariato?

El vicariato apostólico es un tipo de jurisdicción territorial (iglesia particular) de la Iglesia Católica establecida en regiones de misión que aún no se han constituido como diócesis. Es por tanto de naturaleza provisional, aunque puede durar más de un siglo, pero el objetivo último es que la región genere el suficiente número de católicos y la suficiente estabilidad para que la Iglesia la cortvierta en diócesis.

Según el canon 371.1 del Código de Derecho Canónico latino el vicariato apostólico o la prefectura apostólica es una determinada porción del pueblo de Dios que, por circunstancias peculiares, aún no se ha constituido como diócesis, y se encomienda a la atención pastoral de un vicario apostólico o de un Prefecto apostólico para que las ryan en nombre del Sumo Pontífice. Las circunstancias peculiares suelen ser el no contar con clero y religiosos autóctonos y tienen que ser traídos de otras diócesis. Y también el no tener forma de subsistencia y tienen que ser ayudados desde fuera. El vicariato apostólico está dirigido por un vicario apostólico, que hoy en día suele ser un obispo titular. El territorio está directamente bajo el Papa como “obispo universal”, y éste ejerce su autoridad a través de un “vicario” o delegado. En esto difiere de un obispo diocesano, que deriva su jurisdicción directamente de su puesto.

B. N.

El Papa convoca Sínodo en el Amazonas

El pasado 16 de octubre el papa Francisco anunció la celebración, en octubre de 2019, de un sínodo extraordinario de obispos para abordar los problemas de la región de la Amazonia, y especialmente de la población indígena El objetivo principal será “encontrar nuevos caminos para la evangelización de este pueblo de Dios, especialmente de los indígenas, a menudo olvidados y sin perspectivas de un futuro sereno, también debido a la crisis de la selva amazónica, pulmón de capital importancia para nuestro planeta”.

B. N.

Vicariato de Requena

El vicariato apostólico de Requena, en la selva peruana, es una demarcación eclesial de 82.000 kilómetros cuadrados con 162.000 habitantes distribuidos en núcleos de población muy dispersos e inaccesibles a pie. No existen carreteras, apenas caminos, y para desplazarse hay que usar lanchas o canoas. La Amazonia peruana es del todo una ‘periferia existencial’ -en lenguaje del papa Francisco-: no sólo es que está en un lugar remoto e inhóspito, lejos de ese ‘centro’ en el que imaginamos las grandes urbes civilizadas del planeta; es también una zona golpeada por la pobreza y las carencias culturales.

El río Amazonas y sus afluentes marcan el día a día de las poblaciones pertenecientes al vicariato de Requena situado en la selva noreste de Perú, frontera con Brasil y con Colombia. En época de crecida de los ríos, por ejemplo, el 70% del territorio queda anegado por el agua, haciendo casi imposible el desarrollo normal de los pueblos puesto que el río es la única vía de comunicación entre los diferentes núcleos de población.

Desde 1904 la orden franciscana ejerce su labor de mejora de las condiciones de vida de las personas que residen en situaciones complicadas y adversas debido a la situación geográfica y la propia cultura de una población eminentemente nativa y mestiza.

Salvo la población de las capitales de provincia, Contamana y Requena, la mayoría vive en los caseríos situados en la ribera de los ríos, sobre todo del Ucayali. El ribereño actual es una síntesis del conglomerado racial y cultural que creó la explotación del caucho. A fines del siglo XIX, la explosión de la fiebre del caucho produjo súbitas fortunas en manos de los caucheros y la forzada esclavitud de cientos de indígenas.

Respecto a los grupos nativos actuales de la zona, tan abundantes hace un par de siglos, hoy apenas si tienen importancia y la mayoría ya tiene contacto cultural con la sociedad nacional, integrados en ella y habiendo perdido prácticamente su identidad étnico-cultural, conviviendo, aunque en ocasiones marginados, en la sociedad nacional.

Se trata, en verdad, de una atención integral a sus gentes. Cuando se crea una capilla se alza junto a ella una escuela, enfatizando de esta manera la importancia de la religión y de la educación.
Por ejemplo en Contamana, se ha levantado un colegio para niños con capacidades especiales, así como en la población de Requena. A esos niños se les recoge cada día de sus casas y luego se les devuelve. Se les da vestido, comida, útiles escolares... También se han promovido comedores para menores, programas para atención de ancianos de la selva y un centro médico en Requena
Ante estas situaciones, dificultad para acceder a los núcleos de población y excesiva pobreza, la vida de los misioneros en el vicariato de Requena no resulta nada fácil tal y como asegura su vicario apostólico, monseñor Juan Oliver.

“La escasez de medios de comunicación, la dispersión de los habitantes, las innumerables necesidades y pobrezas, hacen del misionero un ser itinerante y solidario, con una vida sencilla y sin demasiados medios, potenciando el encuentro personal, testigo vivo de lo que quiere anunciar: Evangelio, Reino de Dios, Humanidad, Paz”, explica el valenciano.

Porque como explican los misioneros que ejercen su labor en el vicariato, la evangelización es muy distinta en la selva amazónica a la que se realiza en un país del llamado primer mundo. “La peculiaridad la define la misma cultura. Por ello, hemos de conocer la realidad cultural y religiosa del hombre y la mujer de la selva”, asegura el valenciano José Luis Coll. “Señalaría como peculiaridad el que la nueva evangelización se realiza en contacto con la vida y las realidades que brotan, no se puede separar la fe de la vida, van íntimamente unidas. Otra peculiaridad es que la fe y el Evangelio sea ‘sentido’, es decir, ‘entrañable’, toque el corazón y lo transforme. De ahí que la Palabra de Dios es leída, orada y vivida en comunidad”.

Una ONG para el vicariato

Ante esta situación, en Carcaixent, localidad natal de monseñor Oliver, se creó Hesed, una ONG formada por los integrantes de un grupo de reflexión franciscana dirigido Fr. Juan Oliver, entonces Ministro provincial de los franciscanos de Valencia. En un momento determinado, se planteó adquirir un compromiso social, y las miradas se dirigieron a los misioneros franciscanos de la Provincia que residen en la selva de Perú.

La ONG, formada por religiosos franciscanos y seglares, organiza también cursos de formación para voluntarios cooperantes en la selva de Perú.

Entre los proyectos que han potenciado está el haber impulsado un centro ocupacional para jóvenes sin recursos económicos en la selva amazónica peruana que permitió que 150 jóvenes puedan realizar prácticas en los diferentes estudios que habían cursado. De igual forma también colaboraron en la construcción de un centro de especialidades médicas.

Para este año 2017, Hesed está realizando sendos proyectos. Por un lado, la implementación de laboratorio de simulación y/o prácticas para estudiantes de técnicos de enfermería, en el Instituto de Educación Superior Tecnológico Público ‘Manos unidas’ de Requena.

Y por otro lado, la construcción y/o rehabilitación de tres viviendas para familias en situación de vulnerabilidad. Para más información e incluso para hacer donativos pueden ponerse en contacto y conocer lo que hace esta ONG valenciana en la web:

www.hesedperu.org

Datos prácticos

Inundaciones en Contamana 2011

Fr. José Luis Coll visita a los afectados por las inundaciones en 2011

Antonio Soriano y José Luis Coll, la presencia franciscana valenciana en Contamana

La presencia valenciana en el vicariato de Requena se hace presente a través de la gran cantidad de misioneros franciscanos pertenecientes a la Provincia de Valencia, además, por su puesto de su vicario apostólico, monseñor Juan Oliver. Pero de ellos, sin lugar a dudas destacan dos nacidos en nuestras tierras, en Picasent y en Onteniente y que no son otros que los hermanos Antonio Soriano y José Luis Coll.

El más veterano de los dos, Soriano, llegó a Perú durante el verano de 1999, concretamente a Contamana. Su idea era “visitar a los misioneros y ayudarles durante sus vacaciones”. Allí se preocupó por la obra social que estaba desarrollando uno de los misioneros, el P. Faustino, con los niños deficientes físicos y psíquicos. Volvió a España pero con la idea de volver al vicariato a servir en la misión.

Fr. Antonio Soriano con unos niños

Fr. Antonio Soriano con unos niños en Jenaro Herrera.

Ya en el año 2005 fue destinado a la misión de Jenaro Herrera, cerca de Requena. “Junto a Jenaro Herrera, mi residencia, tengo otras 25 comunidades diseminadas por el río Ucayali y quebradas, riachuelos, que desembocan en el Ucayali, Comunidades éstas muy pobres, algunas no tienen más que un techo de palmas sobre cuatro maderos, sin paredes y por supuesto sin muebles, ni nada de nada...”, escribía el misionero a sus hermanos de Valencia

Por su parte, el hermano José Luis Coll lleva desde el año 2011 ejerciendo su labor pastoral. Fue durante el capítulo de la provincia franciscana cuando explicó que quería ir a las misiones y, junto con el hermano Ramón Cobo, fue destinado a la misión de Contamana.

Desde entonces y hasta hoy, el hermano José Luis no ha cejado en su empeño de ayudar a los más necesitados en una región donde “hay mucha miseria y pobreza, llama la atención la realidad que viven los niños más pequeños”.

A su parroquia, le corresponden irnos setenta caseríos “que nos resulta imposible atender, sólo estamos yendo para las fiestas a bautizar, vienen por nosotros y nos devuelven. No quedan animadores en las comunidades y la presencia de otras Iglesias va captando a moradores de los caseríos. Queremos hacemos presentes, reorganizar la pastoral que podamos hacer, elegir animadores y formarles.”

Tanto es así, que el misionero decidió recoger sus impresiones en el libro ‘Cartas desde Contamana. Experiencia de fe viviendo con los pueblos de la Selva amazónica el Ucayali’. El contenido fundamental del libro son 29 cartas del hermano José Luis que escribe a sus familiares y amigos recogiendo las experiencias humanas y de fe que ha ido viviendo con las gentes del Ucayal, en la parroquia-misión franciscana de Contamana en la selva amazónica peruana.

B. N.

Si es de Dios, irá adelante

Hace unas horas que he regresado de una gira misional por cuatro parroquias de nuestro Vicariato, tres de ellas situadas en la provincia de Ucayali, que tiene como capital Contamana.
Antes de salir de esta ciudad, el miércoles, me llegó la noticia acerca del anuncio del arzobispo de Valencia, cardenal Antonio Cañizares, sobre que la diócesis de Valencia asumirá la responsabilidad de dos Vicariatos de Perú (San José del Amazonas y Requena).

Cuando en el mes de junio me encontraba en mi pueblo, Carcaixent, tuve una entrevista con el cardenal Antonio Cañizares. Hablamos de las necesidades de nuestro Vicariato y de la gran ayuda que sería para nosotros recibir sacerdotes de la diócesis e, incluso, poder tener un convenio entre esta Iglesia de Requena y la Iglesia de Valencia.

Bautismos en Tumbes

Fiesta en el caserío de Tumbes.

Sinceramente, el interés que me mostró el Cardenal fue muy grande. “Recemos. Si es de Dios, irá adelante”. Pocos días después, él viajó a Roma y yo regresé a Perú.

Nuestra Iglesia local es pobre, muy extensa, con muchas necesidades, especialmente de sacerdotes, religiosos y también laicos que animen la vida de las comunidades. Hermanos que vivan insertos, compartiendo los anhelos y dificultades que vive nuestra gente, acompañando los procesos de desarrollo integral de las personas y de los pueblos.

La noticia nos llena de alegría, como sentir que se nos tiene en cuenta y que existimos; nos llega de esperanza, cuando vemos disminuir nuestras fuerzas y, sin embargo, comprobamos diariamente la necesidad de hace vida el Evangelio en nuestros pueblos; nos llena de ánimo, esperando a los hermanos que el Señor nos quiera dar para compartir la vida y la misión.

Y damos gracias al cardenal Antonio y a la Iglesia diocesana de Valencia, de la que algunos que estamos aquí formamos también parte. Gracias a todos.

Dios quiera que podamos ver realizados los deseos y proyectos, por el bien de este pueblo nuestro.

Monseñor Juan Bautista Oliver
Vicario apostólico de Requena